Identifican a seis Veracruzanos en campo de exterminio en Teuchitlán, Jalisco
- dalmoneso28
- 17 mar
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Las heridas de México siguen abiertas, y el hallazgo más reciente en el campo de exterminio de Teuchitlán, Jalisco, es un recordatorio brutal de ello. Entre el dolor y la incertidumbre, seis personas originarias de Veracruz han sido identificadas entre los restos y pertenencias encontradas en el rancho Izaguirre, un sitio que, lejos de ser un simple escondite del crimen organizado, parece haber sido un centro de horror aún más complejo.
El descubrimiento fue realizado por el colectivo Guerreros Buscadores de Jalisco, quienes han estado removiendo la tierra en busca de respuestas. La confirmación de que al menos seis veracruzanos estaban entre las víctimas vino de Karina Montero Hernández, integrante del Colectivo Solecito de Veracruz. “Hasta ahorita son seis los que se han identificado por la ropa y por algunas identificaciones, pero el número puede incrementarse”, declaró en entrevista con El Financiero.
Ahora, las familias de estos desaparecidos tienen una verdad que duele pero también les permite cerrar un capítulo que muchos otros aún no pueden. Sin embargo, este hallazgo es solo el inicio de una nueva etapa: la búsqueda de más víctimas y la exigencia de justicia. Integrantes del Colectivo Solecito ya preparan un viaje a Jalisco para sumarse a las labores de identificación y continuar rastreando pistas que puedan revelar más nombres, más historias, más destinos interrumpidos.
Pero más allá de las identificaciones, el rancho Izaguirre ha destapado algo aún más perturbador: no solo fue utilizado como una fosa clandestina, sino que hay indicios de que también funcionó como un centro de entrenamiento y reclutamiento forzado. Un espacio donde el crimen organizado no solo desaparecía personas, sino que moldeaba su ejército de forma despiadada. La violencia no termina en la desaparición, sino que se multiplica, se recicla, se expande.
En medio del luto nacional por Teuchitlán, colectivos de búsqueda y familiares de desaparecidos han tomado las calles en distintos estados para exigir justicia. Marchas, protestas y gritos de desesperación se han escuchado en todo el país, porque cada cuerpo encontrado no solo representa una historia rota, sino también un grito de auxilio por los que aún faltan.
Teuchitlán se suma a la larga lista de heridas abiertas en México, pero cada hallazgo es también una luz, una verdad que no podrá ser enterrada. En un país donde la impunidad es la regla, encontrar respuestas es una forma de resistencia.
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