
Hay relatos de clérigos que en los siglos XVII y XVIII llegaron al puerto de Veracruz y, al dirigirse al centro de México, atravesaron la región que actualmente se conoce como las Altas Montañas, según lo indica el Consejo de la Crónica en su obra “Crónicas de Córdoba”.
Durante la Semana Santa, existe una tradición en la que se realiza un recorrido por siete iglesias. Esta costumbre se originó en Roma durante el siglo XVI como un recuerdo de la Pasión de Cristo. Pero, ¿Cuáles son las siete iglesias en Córdoba?
En primer lugar, se trata de los templos más antiguos de la ciudad, considerados los “fundadores” de la religión católica en Córdoba. A continuación, te presentaremos una descripción detallada de estos tesoros históricos del Pueblo Mágico.

En la Calle 5, número 604, en el centro de la ciudad, se encuentra la iglesia más antigua, dedicada a San Antonio. El texto de “Crónicas de Córdoba” la describe así: “Es un templo de bella construcción y diseño. Su planta es extensa, con una nave principal y una puerta principal orientada al Este. La cúpula descansa sobre cuatro arcos, y hay otra puerta hacia el lado Sur. Su torre es modesta, acorde con los cánones de la humildad; tiene dos campanillas y una campana. La iglesia está rodeada de sólidos muros y sus atrios son adecuados”.
La construcción de la iglesia comenzó en 1686 como una capilla, pero en 1714 un terremoto la destruyó. Se necesitaron diez años para su reconstrucción, y luego sufrió daños adicionales por terremotos en 1790 y 1973. A pesar de estos contratiempos, el templo aún se mantiene en pie.
En su historia, la iglesia ha servido como colegio, cuartel militar y estación de bomberos, antes de regresar a su función original después de la Guerra Cristera. En 1997 se completó su reconstrucción, durante la cual se descubrió un sótano abovedado con restos humanos.
Este dato puede ser uno de los aspectos más significativos de la iglesia, otorgándole relevancia histórica y turística para quienes buscan conocer información única en cada sitio que visitan. Además, su belleza arquitectónica destaca por sus bóvedas planas, únicas en México, y por las lámparas semiocultas que realzan su elegancia, así como un pequeño pero encantador atrio.
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