
Tres años después de soportar el asedio constante de Rusia, Ucrania enfrenta un nuevo desafío, pero esta vez, desde Occidente. Las declaraciones de Donald Trump sobre Rusia han sacudido los cimientos políticos de Kiev y han dejado a Volodimir Zelensky en una posición cada vez más frágil. La incertidumbre crece, la resistencia se desgasta y el destino del país parece pender de un hilo.
El martes 18 de febrero, Zelensky canceló un viaje planeado a Arabia Saudita tras enterarse de que no fue invitado a las conversaciones que se llevaban a cabo allí. "Fue una sorpresa para nosotros", declaró con visible molestia. Al día siguiente, Trump respondió de forma contundente, llamándolo "un dictador". No es solo un insulto: es un mensaje político con implicaciones graves. El expresidente de EE.UU. ha dejado clara su intención de acercarse a Vladimir Putin y replantear la postura estadounidense sobre Ucrania, una decisión que inquieta profundamente a los líderes de Kiev. Sin embargo, para muchos, esta traición no es inesperada. "Sabíamos que esto podía pasar", admite un diputado cercano a Zelensky. "Entendimos hasta qué punto las narrativas rusas se han arraigado en Estados Unidos".
El ambiente en el parlamento ucraniano oscila entre la preocupación y el temor. Un acuerdo de alto el fuego sin garantías de seguridad significaría una humillación y una fractura interna difícil de reparar. La población está exhausta, los soldados al límite y el éxodo de ciudadanos es imparable. Millones han abandonado el país, y muchas de esas personas, especialmente los más jóvenes, probablemente nunca regresen. Ucrania enfrenta una crisis demográfica que podría definir su futuro tanto como la guerra misma.
Mientras tanto, las familias lidian con decisiones desgarradoras. Enfrentados a la posibilidad de que la guerra continúe o de que un acuerdo poco seguro los deje vulnerables, algunos padres han optado por enviar a sus hijos al extranjero. Otros, como Serhiy Vasilyuk, un exsoldado, enfrentan la dura realidad de que sus propios hijos desean quedarse y luchar. Su hijo Andriy, de 17 años, insiste en que su futuro está en Ucrania, incluso si eso significa enlistarse en el ejército tan pronto como la ley se lo permita. "Si no hay niños como él, no habrá nadie", dice su padre con resignación.
Las conversaciones de paz promovidas por Trump parecen más una trampa que una solución. La propuesta de un alto el fuego inmediato sin garantías de seguridad, elecciones anticipadas y una posible desmilitarización suena más a una rendición disfrazada que a un acuerdo viable. "Trump parece querer deshacerse de Zelensky", asegura un exdiplomático. "No se trata de elecciones, se trata de sacarlo del poder". Y si lo logra, la estabilidad de Ucrania podría desmoronarse rápidamente.

A pesar de la situación desesperada, Zelensky aún tiene cartas que jugar. Ha dejado claro que no aceptará cualquier acuerdo y que está dispuesto a negociar, pero no a costa de la seguridad de su país. Sin embargo, su círculo de confianza se está reduciendo y muchos dentro de Ucrania empiezan a cuestionar su liderazgo. Encuestas recientes muestran que, aunque sigue siendo el político más popular del país, perdería unas elecciones contra Valery Zaluzhny, su exgeneral de mayor rango. Su índice de confianza ha caído drásticamente desde el inicio de la guerra, lo que refleja el cansancio de una nación que ya no ve con los mismos ojos a su líder de guerra.
Pero si la situación parece mala ahora, podría ser aún peor. El peor escenario sería un plan de alto el fuego sin garantías, seguido de elecciones que generen caos político y división interna, dejando a Ucrania vulnerable a una implosión. "Esto no es un escenario imposible", advierte un funcionario. "Recuerden que hay millones de armas en el país. Incluso se puede comprar un tanque ruso capturado por 100.000 grivnas".
Putin no ha renunciado a su objetivo de destruir el Estado ucraniano, y muchos en Kiev lo saben. Serhiy Vasilyuk observa a su hijo de 17 años y se muestra resignado: "Seguiremos en guerra al menos mientras ese cabrón respire". Para Andriy, su cumpleaños número 18 no será una fecha cualquiera. Planea inscribirse en la universidad y enlistarse en una unidad de élite del ejército el mismo día. "Incluso si la guerra termina, necesitamos un ejército fuerte para asegurarnos de que nunca vuelva a empezar", sentencia.
El destino de Ucrania sigue en juego. Mientras Trump redefine las reglas y Putin sigue al acecho, Zelensky enfrenta la prueba más difícil de su vida: defender a su país sin garantías de que alguien más lo hará.
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