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"Soy un pecador": El lado más humano del Papa Francisco en su nueva biografía

  • dalmoneso28
  • 15 ene
  • 2 Min. de lectura


"Soy un pecador". Con esa frase directa y sin filtros, el Papa Francisco abre las páginas de Esperanza, su autobiografía que saldrá en español a finales de este mes. Pero no esperes un texto lleno de sermones religiosos o discursos formales. Más bien, este libro es un vistazo íntimo al hombre detrás del título de Sumo Pontífice. Un hombre que, a sus 88 años, regresa a los momentos más simples —y a veces dolorosos— de su vida: su infancia en Argentina, los errores que cometió y la nostalgia por cosas tan mundanas como comer una pizza en un restaurante.


El Papa no se esconde detrás de su investidura. Se muestra como Jorge Mario Bergoglio, un "niño travieso" que creció en un barrio multicultural de Buenos Aires y que reconoce, sin tapujos, haber cometido errores. "Recuerdo mis pecados y siento vergüenza", dice en uno de los pasajes. Y aunque no detalla cuáles fueron esos pecados, el hecho de reconocerlos muestra una sinceridad poco común en figuras públicas de su calibre.


El libro también recorre sus raíces familiares, desde el viaje de sus abuelos italianos que emigraron a Argentina en 1929 hasta los valores que le inculcaron en casa. Sus abuelos viajaron en un camarote de tercera clase, y su abuela, en un acto casi cinematográfico, escondió sus bienes en el forro de su abrigo. "No hay nada nuevo en ello, es una historia de ayer y de hoy", reflexiona Francisco. Una observación que cobra fuerza en tiempos donde la migración sigue siendo uno de los temas más complejos del mundo actual.


Más allá de los relatos personales, Esperanza es también un recordatorio de los pilares de su pontificado: la búsqueda de la paz, la protección del medioambiente y la acogida de los migrantes. Pero es la humanidad con la que comparte sus recuerdos lo que hace que esta autobiografía destaque. Porque detrás del líder espiritual, hay un hombre que añora lo simple, lo cotidiano. Un hombre que extraña pedir una pizza sin complicaciones.


Quizás por eso su historia conecta tanto con quienes lo leen. Porque, al final del día, el Papa Francisco no es tan distinto de cualquiera de nosotros: alguien que vive con sus recuerdos, sus errores y sus nostalgias. Alguien que, en medio de su trascendencia histórica, sigue siendo profundamente humano.


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