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¿Robo de ideas en Moana? Disney enfrenta una nueva demanda millonaria por supuesto plagio



Un conflicto legal vuelve a poner a Disney en el ojo del huracán. El animador Buck Woodall ha decidido demandar nuevamente a la compañía, esta vez tras el éxito abrumador de Moana 2. Woodall asegura que la franquicia animada está basada en su guion titulado Bucky, registrado en 2004.


La saga de Moana, estrenada en 2016, se convirtió rápidamente en un fenómeno mundial, recaudando más de 680 millones de dólares en taquilla y sumando más de mil millones de horas de reproducción en Disney+. Su secuela, lanzada recientemente, no se quedó atrás: acumuló casi mil millones de dólares a nivel global y apunta a una nominación al Oscar a Mejor Película Animada.


Sin embargo, el éxito de estas películas ha reavivado las acusaciones de Woodall, quien afirma que Disney utilizó elementos clave de su proyecto Bucky. Según su denuncia, entregó el guion, diseños y otros materiales a Jenny Marchick, entonces directora de desarrollo de Mandeville Films, quien supuestamente los compartió con Disney años antes de la creación de Moana.


Las similitudes, según Woodall, son imposibles de ignorar. Tanto Bucky como Moana relatan historias ambientadas en antiguas islas polinesias, donde adolescentes emprenden viajes peligrosos para salvar a su pueblo, guiados por espíritus ancestrales que toman forma de animales. Incluso menciona que elementos específicos, como el remolino que conduce a un portal oceánico, fueron extraídos directamente de su trabajo.


Aunque la primera demanda fue desestimada en 2023, Woodall encontró una nueva oportunidad con el estreno de Moana 2, donde sostiene que las coincidencias continúan acumulándose. Ahora, exige el 2.5% de las ganancias brutas de la franquicia, una suma que asciende a 10 mil millones de dólares.


Por su parte, Disney ha defendido la originalidad de Moana, presentando documentos que detallan cómo desarrollaron la historia desde cero, incluyendo investigaciones en la región de Oceanía y múltiples borradores. “El proyecto nunca estuvo relacionado con Bucky. Nos enteramos de su existencia hasta que se presentó la demanda”, declaró el director Ron Clements.


El caso está lejos de resolverse, pero pone de nuevo en debate un tema delicado en la industria del entretenimiento: ¿hasta dónde llegan las coincidencias creativas y dónde empieza el plagio? Mientras tanto, los fans de Moana siguen disfrutando de su magia oceánica, ajenos al drama tras bambalinas.

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