Maximiliano Acosta Martínez y Erick López Ortiz, quienes recientemente se graduaron en Ingeniería en Mecatrónica del Tecnológico de Monterrey campus Tampico, lograron el primer lugar a nivel mundial en el Autonomous Robot Manipulation Challenge (ARM). El ARM, afiliado a RoboCup, es una competencia internacional que se enfoca en la manipulación de robots autónomos, reuniendo a jóvenes investigadores en una competencia educativa científica. Solo seis equipos llegan a la final del evento.
RoboCup es una iniciativa global que abarca desafíos en robótica, desde fútbol hasta tareas de búsqueda y rescate, y es una de las competiciones de robótica más reconocidas. El evento se llevó a cabo en Eindhoven, Países Bajos, del 18 al 21 de julio, y consistió en la programación de un brazo robótico utilizando información que el robot recopila de manera autónoma. Los profesores Irandi Gutiérrez y Juan Gabino Díaz de la Escuela de Ingeniería y Ciencias guiaron y apoyaron al equipo.
“Como profesores, nuestro papel ha sido proporcionarles el entorno necesario para alcanzar sus metas. Ellos han construido un historial que los llevó hasta aquí”, comentó Irandi Gutiérrez. Max y Erick comenzaron su camino hacia el ARM 2024 en febrero, cuando inscribieron a su equipo, MathRam, junto con su compañero Antonio Hernández Salazar, en la competencia.
La competencia se dividió en dos fases: la primera fue en línea, donde presentaron soluciones en un entorno simulado y desarrollaron algoritmos para guiar al robot. La segunda fase se realizó en julio, en Países Bajos, donde tuvieron que llevar a cabo todo lo desarrollado en la fase virtual en un entorno real. En la etapa final, solo seis equipos de todo el mundo lograron clasificar. El Tecnológico de Monterrey campus Tampico tuvo dos equipos en el Top 6. Héctor de la Torre, Scarlet Gutiérrez y Joel André Contreras formaron el otro equipo del campus, pero fue MathRam el seleccionado para representar al campus en la final mundial. “En junio nos informaron que habíamos clasificado entre los seis mejores para la final mundial”, relató Erick.
Después de obtener su clasificación mundial, el equipo se enfocó en perfeccionar y preparar aún más sus habilidades para la fase final. “Al llegar a la final, me sentía subestimado. Ver a los equipos y países competidores me ponía nervioso, pero al final es cuestión de confiar en tus conocimientos y en la preparación”, dijo Erick. Max agregó: “En una competencia tan grande, es natural compararse con los demás, pero la clave es concentrarse en tu propio trabajo y no dejarte vencer por la presión”. El profesor Irandi Gutiérrez comprendió el nerviosismo de sus alumnos: “Los nervios son normales en una competencia de este nivel, pero como profesor sabía que estaban bien preparados”.
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