Acompañada por una multitud de seguidores en azul, blanco y rojo, la selección francesa dirigida por Thierry Henry avanzó a las semifinales del fútbol masculino en los Juegos Olímpicos de París 2024 al derrotar 1-0 a la Argentina de Javier Mascherano este viernes en Burdeos.
El alto delantero Jean-Philippe Mateta marcó el único gol del partido con un cabezazo a los cinco minutos, asegurando la victoria en el esperado encuentro que cerró los cuartos de final. El partido concluyó con enfrentamientos entre los equipos tanto en el campo como en el vestuario. Francia se enfrentará el lunes a Egipto, que previamente derrotó a Paraguay en penales en Marsella, para determinar quién avanzará a la final por el oro, que se disputará el 9 de agosto en el Parque de los Príncipes de París. Los anfitriones tuvieron un juego relativamente cómodo contra su rival acérrimo, que no logró aprovechar el talento de su equipo compuesto por cuatro campeones del mundo: Gerónimo Rulli, Nicolás Otamendi, Thiago Almada y Julián Álvarez.
Los aficionados que llenaron los 42,000 asientos del estadio de Burdeos mantuvieron viva la rivalidad, abucheando a los jugadores argentinos desde su entrada al campo y silbando el himno de Argentina. Esta hostilidad ya había sido evidente en partidos anteriores, posiblemente como reacción al cántico -calificado de racista y homófobo- que los jugadores argentinos habían dirigido a sus rivales franceses durante la celebración del reciente título de la Copa América en Estados Unidos.
Además, la reciente derrota de Francia en la final del Mundial de Qatar 2022, en la que Argentina ganó el título con Lionel Messi, había dejado una marca dolorosa en el equipo galo, que en esta ocasión no contó con figuras como Kylian Mbappé y Antoine Griezmann. Bajo la dirección de 'Titi' Henry y con un paso perfecto en el Grupo A, Francia tomó la iniciativa desde el inicio, contando con el apoyo entusiasta de sus seguidores. El capitán Alexandre Lacazette, Mateta y el extremo Michael Olise desbordaron a la defensa argentina con gran rapidez, logrando el gol con un cabezazo de Mateta tras un córner ejecutado por un jugador del Bayern Múnich.
A pesar de que la Albiceleste, que había pasado segunda en el Grupo B, intentó igualar el marcador con intentos de Ezequiel Fernández y Giuliano Simeone, se encontró con la sólida actuación del arquero Guillaume Restes y la falta de precisión en sus remates. El ambiente en Burdeos fue tranquilo durante el día, con pocos hinchas argentinos presentes, quienes esperaban conseguir su tercer oro olímpico (tras Atenas 2004 y Pekín 2008, con Mascherano como jugador). La tensión creció con el avance del partido, alcanzando su punto máximo al final del encuentro.
Hubo altercados entre los equipos en el campo y luego en el túnel, pero los jugadores franceses rápidamente pasaron página y regresaron al césped para celebrar con sus seguidores su avance hacia la final, en busca de su segundo oro olímpico, tras el obtenido en Los Ángeles 1984.
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