El Abierto de Monterrey enfrenta su edición más desafiante al elevar su categoría de WTA 250 a WTA 500, acercándose a los Grand Slams. Sin embargo, el torneo ha perdido a tres destacadas jugadoras: Jasmine Paolini, Donna Vekic y Anastasia Pavlyuchenkova. Paolini, número 5 del mundo y finalista de dos Grand Slams, se retira por una lesión. Vekic, campeona del año pasado y medallista de plata en los Juegos Olímpicos, también se ausenta, al igual que Pavlyuchenkova, cuatro veces ganadora del torneo, por una lesión reciente.
Estos cambios alteran el cuadro principal, con Danielle Collins, número 10 del mundo, ascendiendo como la principal sembrada. La bolsa total del torneo ha aumentado a 922,573 dólares, con significativos incrementos en los premios. Las mexicanas Renata Zarazúa y Victoria Rodríguez están en el cuadro de singles, enfrentándose entre ellas en la primera ronda, mientras que cinco parejas mexicanas competirán en dobles. A pesar de las bajas, el director del torneo, Hernán Garza, se muestra optimista sobre la calidad del evento.
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