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Mark Carney sustituye a Trudeau y se convierte en el nuevo primer ministro de Canadá



Canadá acaba de entrar en una nueva era política con la llegada de Mark Carney al liderazgo del Partido Liberal, lo que lo encamina directamente a convertirse en el próximo primer ministro. Sin haber ocupado nunca un cargo público, pero con una carrera impecable en las finanzas globales, Carney asume el poder en un momento crítico para el país. Con la economía en la cuerda floja y una amenaza constante desde el sur, el exgobernador del Banco de Canadá y del Banco de Inglaterra tiene frente a él uno de los desafíos más grandes de su vida: enfrentar a Donald Trump y a un conservadurismo en ascenso dentro de su propio país.


La elección de Carney marca el fin del mandato de Justin Trudeau, quien, tras una década en el poder, dejó un país dividido y con un profundo desgaste político. La crisis del costo de vida, el colapso del sistema de salud y el imparable aumento en los precios de la vivienda minaron su popularidad hasta llevar a los liberales a una posición vulnerable. En su despedida, Trudeau dejó en claro que Canadá está en un punto de inflexión: “La democracia no es un hecho. La libertad no es un hecho. Ni siquiera Canadá es un hecho”. Palabras que resonaron fuerte en un contexto donde la sombra de Trump planea sobre el país con aranceles impredecibles y hasta declaraciones en las que insinúa que Canadá podría ser el estado número 51 de EE.UU.


Pero Carney no es un político convencional. Es un hombre de números, un estratega financiero que navegó con éxito la crisis de 2008 y el Brexit. Su liderazgo en el Partido Liberal fue avasallador, asegurando el 85,9% de los votos y dejando claro que dentro de sus filas no hay dudas sobre quién debe tomar las riendas. Sin embargo, su verdadero reto apenas comienza: su partido no tiene mayoría en el Parlamento, lo que lo obliga a convocar elecciones generales en las que enfrentará a Pierre Poilievre, el líder conservador que ha ganado popularidad con una narrativa antiélite y un discurso cada vez más cercano al trumpismo.



Carney no se guardó nada en su primer discurso como líder. Identificó claramente a sus dos principales rivales: Trump y Poilievre. “Donald Trump cree que puede debilitarnos con su plan de divide y vencerás. El plan de Pierre Poilievre nos dejará divididos y listos para ser conquistados, porque una persona que rinde culto en el altar de Donald Trump se arrodillará ante él, no le plantará cara”, lanzó sin rodeos.


Pero más allá de las peleas políticas, lo que Carney ve en el horizonte no es alentador. No promete los “días soleados” con los que Trudeau conquistó a los canadienses en 2015. Al contrario, advierte sobre tiempos difíciles: “Sé que estos son días oscuros, días oscuros provocados por un país en el que ya no podemos confiar”, dijo en referencia a Estados Unidos. Un mensaje que suena a advertencia y a preparación para un conflicto comercial y diplomático con su mayor socio económico.


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