
La noche del 27 de enero, María Fernanda Turrent Hernández, originaria de San Andrés Tuxtla, Veracruz, recuperó su libertad tras cinco días en prisión. La joven madre se enfrentó a la justicia en la Ciudad de México luego de que su expareja la acusara de retener ilegalmente a sus hijos.
El caso de Mafer, como se le conoce en redes sociales, llamó la atención nacional debido a las circunstancias en las que fue detenida. El pasado 22 de enero, un juez la vinculó a proceso por el delito de retención de menores y ordenó prisión preventiva, una decisión que, según activistas, carecía de perspectiva de género y revelaba un posible tráfico de influencias por parte de su ex, Edgar G.P.
Mafer había denunciado públicamente los actos de violencia que, según ella, sufrió a manos de Edgar. En un video compartido antes de su detención, alzó la voz con una declaración contundente: “Soy Mafer Turrent, por proteger a mis hijos quieren meterme a la cárcel”. Sus palabras desataron una ola de indignación en redes sociales y movilizaron a colectivos feministas, que calificaron el caso como un ejemplo de violencia vicaria, donde los hijos son usados como herramienta para lastimar a la madre.

Distintas organizaciones exigieron su liberación inmediata, señalando que se trataba de una criminalización de su lucha por proteger a sus hijos. Una de las voces más fuertes fue la de la Colectiva Brujas del Mar, que denunció un sistema que sigue permitiendo el abuso de poder de agresores sobre sus víctimas.
El giro en el caso llegó gracias a la intervención de autoridades que analizaron la situación con perspectiva de género. Citlalli Hernández Mora, secretaria de las mujeres en el gobierno de Claudia Sheinbaum, celebró la decisión de la jueza de liberar a Turrent Hernández y no vincularla a proceso. “Es un avance en la lucha por justicia para las mujeres y en el reconocimiento de la violencia vicaria como una problemática urgente”, señaló.
La liberación de Mafer no es el final de esta historia. Colectivos y activistas demandan ahora una investigación exhaustiva contra Edgar G.P. y garantías de seguridad para ella y sus hijos. “Exigimos que esta liberación signifique una vida libre de violencia para Mafer y que se persiga a quienes permitieron esta injusticia”, declaró la Colectiva Brujas del Mar.
El caso de Mafer Turrent es un recordatorio de las fallas del sistema judicial y de la importancia de seguir visibilizando la violencia de género en todas sus formas. Su liberación es una victoria parcial, pero el verdadero triunfo será asegurar que ninguna mujer sea víctima de abuso institucional por proteger a sus hijos.
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