En Boca del Río, Veracruz, el emblemático estadio Luis “Pirata” Fuente avanza en su reconstrucción para albergar, nuevamente, el fútbol de Primera División. Aunque el gobernador Cuitláhuac García anunció la pronta reapertura del recinto, la afición veracruzana permanece escéptica, ansiosa de ver avances concretos en el estadio que fue casa del Club Tiburones Rojos. Entre los escombros y maquinaria que rodean el estadio, los fanáticos esperan que los colores rojo y azul, símbolos del equipo desde hace décadas, sigan siendo parte de la identidad de este proyecto.
A pesar de que la cancha ya está sembrada de césped, los aficionados comentan que la reconstrucción avanza lentamente, pues las obras iniciaron en febrero del año pasado y aún no hay fecha precisa para que el equipo se reincorpore a la liga mexicana. Además, el deseo de mantener el espíritu de los Tiburones Rojos es fuerte. Miguel Gómez, líder de la barra Imperio Azul, expresa que si el nombre del equipo debe cambiar por cuestiones legales, al menos que se mantenga la esencia en los colores y el escudo. Ante la imposibilidad de usar el símbolo del tiburón, sugieren opciones como una “V” o las letras “FCV” para honrar la historia del equipo sin renunciar a su identidad.
La base de aficionados exige que no se les impongan nombres o símbolos ajenos. “Aquí no hay piratas ni mantarrayas; somos Tiburones”, declara Gómez, reflejando un sentimiento colectivo de pertenencia. En el corazón de los veracruzanos, el equipo siempre llevará el rojo y azul, y aunque el nombre cambie, para ellos seguirá siendo el Tiburones Rojos de Veracruz.
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