En respuesta al creciente conflicto en Oriente Medio, Estados Unidos ha desplegado una flota militar significativa en la región. Esta medida tiene como objetivo apoyar a Israel frente a la amenaza iraní y reforzar la presencia estadounidense tras un reciente ataque a una base en Irak.
Este lunes, una docena de aviones F/A-18 y un E-2D Hawkeye partieron del portaaviones USS Theodore Roosevelt en el Golfo de Omán, aterrizando en una base aún no identificada. En los próximos días, se sumará un escuadrón de cazas F-22 desde Alaska.
El tiempo que las aeronaves permanecerán en la región aún es incierto, dependiendo de la evolución de la situación. El Secretario de Defensa de EE. UU., Lloyd Austin, sigue de cerca los acontecimientos.
El conflicto se intensificó después de la eliminación de Fuad Shukr, líder de Hezbollah, en Beirut y la muerte del jefe de Hamas en Teherán. Irán ha respondido con amenazas de represalias contra Israel, mientras que Hezbollah y otros actores del "Eje de la Resistencia" han prometido retaliar.
El ministro de Defensa israelí, Yoav Gallant, y sus homólogos estadounidenses han acordado una estrategia conjunta para manejar la crisis. Además, se han movilizado destructores y el portaaviones USS Abraham Lincoln con sus escoltas para reforzar la seguridad en la región.
La tensión escaló aún más cuando la Resistencia Islámica en Irak lanzó misiles Katyusha contra una base aérea en Ain al Asad. Aunque el ataque no causó daños graves, dejó heridos entre las tropas estadounidenses y contratistas.
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