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Científica de la UNAM explica el estruendo que sorprendió a la CDMX este 16 de abril

  • guizarnoehmi
  • 21 abr
  • 2 Min. de lectura


En plena madrugada del miércoles 16 de abril de 2025, el cielo de la Ciudad de México y varios puntos del Valle de México se iluminó con un destello tan potente que pareció sacado de una película de ciencia ficción. Lo que parecía ser solo un extraño resplandor en el cielo, terminó provocando vibraciones en el suelo que varios confundieron con un sismo. Pero no fue un terremoto. Lo que los habitantes presenciaron fue el paso de un bólido, un fenómeno natural tan espectacular como poco común.


La escena fue tan impactante que no tardó en volverse viral. Desde cámaras de seguridad hasta celulares con buena suerte, las redes sociales se inundaron de videos que mostraban el misterioso momento. En sitios como Pachuca, Taxco, Querétaro y hasta las faldas del Popocatépetl, el cielo se pintó con la misma luz brillante, y en algunos lugares, incluso se llegó a escuchar un estruendo.


Pero ¿qué fue exactamente lo que pasó? Según explicó la doctora Guadalupe Cordero-Tercero, investigadora del Instituto de Geofísica de la UNAM, lo que cruzó el cielo fue un bólido, es decir, un meteoro más brillante que Venus, que puede ser visible incluso durante el día. Este tipo de cuerpos, que pueden tener origen asteroidal o cometario, ingresan a la atmósfera terrestre a altísimas velocidades. El roce con el aire los calienta tanto que pueden alcanzar hasta 6 mil grados Celsius. Esta fricción extrema, sumada a la presión atmosférica, provoca que se fragmenten violentamente, generando la explosión luminosa que muchos atestiguaron.


En este caso, el bólido se desintegró a una altitud de entre 20 y 30 kilómetros, dejando una estela de luz que pareció trazar una ruta de sur a norte. Y aunque la imagen fue increíble, lo que realmente desconcertó a la gente fue el movimiento que vino después. Algunos sensores sísmicos registraron una leve vibración y usuarios reportaron un posible sismo. Sin embargo, la explicación es otra: lo que se sintió fue una onda de choque, una especie de "eco" físico de la explosión que viajó desde el cielo hasta la tierra.


Este tipo de eventos no son tan extraños como parecen. Lo que sí es poco habitual es verlos. De acuerdo con la doctora Cordero-Tercero, cada dos días y medio entra a la atmósfera un objeto de al menos un metro de diámetro. El asunto es que la mayoría de las veces esto ocurre sobre el océano o en zonas deshabitadas, por lo que casi nadie los nota.


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