
Horas después de que la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo anunciara un acuerdo con Donald Trump para evitar la imposición de aranceles a México, el primer ministro de Canadá, Justin Trudeau, no quiso quedarse fuera del tablero y siguió la misma ruta. Pero su estrategia no solo incluyó evitar tarifas comerciales, sino que llevó el tema del crimen organizado a otro nivel.
A través de su cuenta verificada en X (antes Twitter), Trudeau confirmó que como parte de su negociación con el presidente estadounidense, Canadá designará a los cárteles mexicanos como grupos terroristas. Una decisión que, aunque suena contundente, deja más preguntas que respuestas: ¿qué cárteles serán incluidos? ¿Qué implicaciones reales tendrá este nuevo estatus?
El "zar del fentanilo" y la nueva alianza contra el crimen
El primer ministro canadiense detalló que su gobierno está asumiendo nuevos compromisos para frenar el tráfico de fentanilo. Entre ellos, la creación de una figura clave: un "zar del fentanilo", que se encargará de coordinar acciones contra esta crisis de opioides que golpea a Norteamérica. Además, Canadá y Estados Unidos lanzarán una fuerza de ataque conjunta para combatir el crimen organizado, el lavado de dinero y el tráfico de drogas.
Como parte de este plan, Canadá destinará una inversión de 1,300 millones de dólares canadienses para reforzar la vigilancia fronteriza, incluyendo nuevos helicópteros, tecnología avanzada y personal especializado. También anunció el despliegue de 10 mil elementos en su frontera con EE.UU., alineándose con el movimiento que México ya había pactado con Trump.

¿Estrategia diplomática o presión de Washington?
Si bien Trudeau ha querido mostrar este acuerdo como un paso firme en la lucha contra el fentanilo y el crimen organizado, la rapidez con la que se concretó tras la llamada entre Sheinbaum y Trump levanta sospechas. La administración del expresidente estadounidense ha sido clara en su postura de endurecer medidas contra el tráfico de drogas y migrantes, lo que ha puesto a sus socios comerciales en una encrucijada: negociar o enfrentar sanciones económicas.
México cedió primero con el despliegue de la Guardia Nacional en la frontera y ahora Canadá hace lo propio con un compromiso similar. ¿Se trata de decisiones autónomas o de una estrategia de presión por parte de Washington?
Por ahora, lo único seguro es que la designación de los cárteles como grupos terroristas podría abrir la puerta a acciones más agresivas por parte de Estados Unidos y Canadá, como sanciones internacionales o incluso operaciones conjuntas más allá de sus fronteras.
Mientras tanto, la pregunta sigue en el aire: ¿hasta dónde llegará este nuevo frente de batalla contra el crimen organizado?
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