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Asteroide 2024-YR4 ya no chocará contra la tierra, ahora sería contra la luna

  • guizarnoehmi
  • 7 abr
  • 2 Min. de lectura


Hace apenas dos meses, los titulares se encendieron: el asteroide 2024-YR4 podría chocar con la Tierra. La alerta puso a más de uno a imaginar escenas sacadas de películas apocalípticas. Sin embargo, el giro más reciente en esta historia cósmica cambió el destino del asteroide… y también nuestro nivel de preocupación. Gracias a nuevas observaciones del telescopio espacial James Webb (JWST), la NASA reveló que el verdadero blanco del asteroide no es nuestro planeta, sino la Luna.


De acuerdo con Mauricio Reyes Ruiz, investigador del Instituto de Astronomía de la UNAM en la sede de Ensenada, el posible impacto ocurriría el 22 de diciembre del 2032. Una fecha que, si bien parece lejana, ya está marcada para la ciencia como un potencial espectáculo astronómico.


¿Por qué importa un choque que ni siquiera ocurrirá en la Tierra? Porque aunque el asteroide no representa peligro para nosotros, ofrece una oportunidad única para estudiar cómo se comportan estos cuerpos al estrellarse sin la interferencia de una atmósfera. La Luna, sin esa protección natural, recibe de lleno todos los impactos, lo que permite liberar toda la energía de la colisión, generando un destello visible y dejando una huella para la historia: un nuevo cráter.


El asteroide 2024-YR4 mide cerca de 60 metros de diámetro y se desplaza a unos 61 mil kilómetros por hora. Si efectivamente impacta, se estima que dejaría un cráter de entre 500 y 1500 metros. Y aunque suene a destrucción masiva, en realidad no causaría grandes daños a la Luna. Eso sí, el destello sería tan potente que podría convertirse en uno de los eventos más brillantes jamás registrados desde que se monitorean este tipo de impactos, hace aproximadamente 25 años.



Lo más intrigante es que durante varios meses este asteroide será invisible desde la Tierra, incluso para los telescopios más avanzados que tenemos aquí. Solo el JWST, que se encuentra en el espacio, podrá continuar su seguimiento a partir de mayo del próximo año, cuando vuelva a estar en posición de observarlo. Este seguimiento es clave para refinar los cálculos sobre su trayectoria y confirmar si de verdad hará contacto con nuestro satélite natural.


Además de lo visualmente impactante que puede ser el choque, hay un valor científico enorme detrás. La Luna y la Tierra comparten ciertos elementos geológicos, por lo que estudiar el cráter que podría dejar el 2024-YR4 ayudará a entender mejor cómo se forman estos relieves tanto allá como aquí. Incluso podríamos obtener pistas sobre la composición del suelo lunar, y eso es oro puro para los investigadores que buscan desentrañar los secretos del sistema solar.


Hay que recordar que los impactos en la Luna no son novedad. Hace 12 años, un asteroide de apenas un metro provocó un destello visible y liberó una energía equivalente a varias toneladas de TNT. Si eso fue impresionante, lo que puede provocar el 2024-YR4 podría duplicar o triplicar esa intensidad.


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